«¿Qué es el miedo?», «¿es legítimo vivir la vida sin aparente esfuerzo?», «¿nos han enseñado a ser felices?». El Contrafantasma estaba sentado en el wáter de un restaurante mientras leía esas frases escritas en la puerta y paredes del habitáculo. Desde los años de facultad no había estado en un cuarto de baño con tanta literatura, y es que el móvil ha hecho mucho mal a estos momentos de soledad donde uno declaraba su amor por alguien, dejaba un chiste para la posteridad, o reflexionaba sobre la vida con un altamente introspectivo pensamiento escrito. Los baños de las facultades son, o eran, lugares con mucha historia, literatura y sobre todo filosofía.

Salió de allí pensando en dos cosas; la felicidad de la que hablaba una de las frases del baño y la nula capacidad de estar con uno mismo que tenemos en el momento histórico actual, donde ni siquiera nos permitimos desconectar del exterior cuando hacemos de vientre. Siempre hay un tuit que leer, un meme que recibir, o un post que rankear, mientras uno está sentado en el trono. Y por algún motivo sentía que ambas ideas estaban conectadas.

De camino al coche recordó unos textos del matemático y físico Blaise Pascal, que había estado leyendo días atrás. Pascal fue un polímata, un erudito, un hombre del renacimiento, de los que le daban a todo lo que tenía que ver con ciencia, arte y humanidades. Habitó Francia en el SXVII y murió con tan sólo 39 años, pero dejó trabajos en numerosas disciplinas científicas vinculadas a sus áreas de conocimiento. Participó de la creación de objetos tales como las primeras calculadoras mecánicas, avanzó notablemente la ciencia relacionada con los fluidos, definiendo los conceptos de presión y de vacío, aportó a la teoría de la probabilidad y se introdujo también de forma profunda en el arte y la filosofía. Y dentro de su inacabada obra Pensees, dejó escrito que la mayor incapacidad de los seres humanos es la de estar solos y que esta carencia se debe a que no soportamos el aburrimiento.

Existen estudiosos de la Personalidad que defienden que hay individuos más tendentes que otros a la soledad, debido a un alto nivel de activación de su sistema nervioso central, el cuál solo son capaces de relajar a través de la ausencia de estímulos externos. Es por eso que hay seres que disfrutan mucho de un paseo por el campo, a diferencia de otros que prefieren un paseo por la Gran Vía. Pero más allá del nivel de introversión de cada uno, es un hecho que no hay tradición de estar solo en nuestra cultura occidental. Y sea porque no soportamos el aburrimiento o porque estamos condicionados biológicamente, lo que es seguro es que esa carencia genera una notable falta de autoconocimiento y una excesiva dependencia del exterior. Y la falta de conocimiento de uno mismo está muy vinculada con la felicidad.

Si ubicamos esa realidad en la era del internet móvil, es una tarea heroica y casi revolucionaria ser capaz de estar un ratito solo, sin conectar con nada ni con nadie, salvo cuando dormimos. Mientras conducía camino de Madrid con la función de velocidad constante en el auto, el Contrafantasma realizó una imaginación activa con Pascal. Viajó al 1660 y se imaginó sentado con él en el campo, comentando estás inquietudes que habían surgido en su visita al baño filosofal del restaurante. La conversación fue muy agradable y sorprendente, y el alivio muy notable, producto de las respuestas que el erudito francés le proporcionó. Le dio incluso una herramienta que hoy esta muy de tendencia, un ejercicio concreto a realizar en el mundo exterior de cara a mejorar el autoconocimiento y poder hacer tangibles algunos resultados en el corto plazo.

Esto es lo que le dijo Pascal al Contrafantasma. Haz la prueba de ir al baño y sustituye el móvil por un cuaderno y un bolígrafo. Escribe lo que te venga a la cabeza. no lo pienses, no lo cuestiones, solo escribe lo que llegue, lo que sientas. Haz este ejercicio durante una semana primero y trata de hacer conexiones entre lo que has escrito. En un periodo de un mes empezarás a notar que necesitas de ese momento para ti, sin conectar con nada, aunque aún no haya resultados concretos. En tres meses identificarás donde te gustaría ir en las próximas vacaciones y habrás tomado la decisión de no acudir cada fin de semana a casa de los suegros a comer. En un año puede que tengas completo un primer tratamiento de guión para realizar un largo o que hayas decidido cambiar de profesión. Y lo que es seguro es que, por el camino y a través de este ejercicio, vas a ser capaz de reconocer como están tus anhelos vitales, qué le da sentido a tu vida, y cuál es el camino para encontrar tu integridad.

Al llegar a Madrid a la hora de comer compró un cuaderno azul de tapa dura, que ahora descansa en el cuarto de baño de su casa.

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