Hoy es 15 de agosto, son las 11am y hace 31º ahí fuera. Hoy volverá a verse el 40 en los termómetros y mientras apuro el primer café de la vuelta a Madrid y mi nivel de glucosa está en 102, a Iris, magino que por el calor, le ha dado por ordenar desnuda los libros de la estantería, nada más salir de la ducha.
Mientras me pongo sobre las teclas, me acuerdo de que he soñado con la cantera del Estudiantes, en concreto, con un jugador que ha firmado con el equipo masculino, el «primer equipo», como solíamos llamarlo. Pero la realidad es que ahora el primer equipo es el que antes llamábamos «el femenino», o «las chicas». Si Movistar tiene un poco más de paciencia y no hace reportajes como el emitido bajo el pretencioso nombre de «Movistar Estudiantes, la rebelión en el patio«, es posible que la historia del nuevo «liga» del Estudiantes, sea, en no mucho tiempo, susceptible de ser contada a través de un contenido audiovisual con enjundia, que amplifique lo que sea que quiere amplificar la marca de telefonía, con su generoso patrocinio de la entidad y que además sea símbolo de un movimiento social que lleva décadas cociéndose en nuestra cultura ibérica.
Aun así, dudo que dicha pieza alcanzara para ser el reflejo de una verdadera rebelión en la cancha, máxime si, como se atisba en el reportaje, se pretende poner a las mujeres como las protagonistas de la misma. Porque la rebelión de verdad, llegará cuando consigamos que el Palacio se llene cada jornada en los partidos del nuevo «liga», cuando se vendan miles de camisetas de las jugadoras a niñas y niños (o a mujeres y hombres), cuando los aficionados se abonen a la plataforma que tenga los derechos de la liga femenina y cuando las y los integrantes de esa competición, generen y ganen lo mismo que los hombres. Y para eso queda tiempo, porque no se ganó Zamora en una hora, porque la realidad de nuestra sociedad camina mucho más lenta que la de nuestros teléfonos móviles, porque la imagen y los cambios superficiales aplicados a ella (la cosmética), desgraciadamente son irrelevantes ante la hercúlea tarea de cambiar nuestros complejos (hábitos de comportamiento), tanto individuales como sociales, alimentados por una tradición machista equivocada. Y porque además, la conexión a internet 24/7 mal utilizada, favorece sobremanera que no nos pongamos manos a la obra con ello.
Hábitos de comportamiento que encarnamos y reproducimos sin ser conscientes, que nos acompañan por años y años de mal entendimiento del ser humano y de desigualdad. Y el audiovisual, como buen medio que traslada atractivas imágenes en movimiento, tiene facilidad para llegar y por tanto, para ser consumido, sobre todo si eres el dueño del circo, como lo es Movistar. Pero los simples deseos, en el mejor de los casos, o el aprovechamiento superficial de lo que está aconteciendo, en una búsqueda de rendimientos materiales, en el peor de ellos, son hambre para mañana, sí o sí. Las buenas intenciones y la profesionalidad de todos los que trabajan allí, seguro que están presentes, pero una rebelión es un movimiento mucho más profundo, que se debe alejar de los arreglos estéticos, e ir a las profundidades de las estructuras sociales. Y el cambio que la cultura y nuestras sociedades necesitan, para que la mujer, o mejor dicho, la mujer y lo femenino, ejecuten una rebelión en ese y en muchos otros patios, aún está cociéndose en estos momentos. Mientras llega a paso firme para equilibrar el cosmos, no nos volvamos locos contando milongas, porque mis hijas, de 14 y 12 años, no entienden nada.
Y es que los que hacen marketing (y contenidos, que a veces se confunden, para mal) en Movistar y en muchas otras marcas, necesitan dar la vuelta a su forma de pensar. Y para que no se quede sólo en una crítica gratuita en mi blog, propongo dos cosas: que dejen de hacer contenidos simplemente porque pueden hacerlos y que chequeen dos veces que sus acciones, campañas y esfuerzos de promoción, cumplen lo mejor posible con los cuatro anhelos del ser humano: verdad, salud, belleza y sencillez.
Además, en una cultura como la de hoy, con este excedente de todo lo no necesario para vivir, el exceso de contenidos audiovisuales empieza a ser imposible de manejar, mucho más si eres padre de adolescentes, edad suficientemente compleja en sí misma, sin la ayuda extra que nos ha traído la modernidad. Así que lo que yo haría al ponerme a trabajar, es pensar si el mundo necesita otro repor pseudo épico de un equipo de baloncesto de mujeres, que han hecho una gran temporada en el año de la pandemia, pero que aún no ha ganado nada. Si una vez pensado sale que sí es necesario, que le dediquen más recursos, más tiempo y no se si más amor, para que el resultado sea óptimo. Porque si no, queda raro, artificial, vacío y aburrido. Y oye, que olé por la temporada del «liga», olé por el patrocinio de Movistar y olé por Ajero y compañía, que son divinos.. Y no soy yo dudoso de no amar al Club, al Ramiro y a la inclusión de las mujeres en ese ecosistema, primero en el colegio y el instituto en el año 84 y posteriormente en el Club, hace ya 30 años.
Pero joder, que no quería yo ponerme serio, ni profundo, ni psicologizar, acto del que me acusa siempre mi hija Mariana. Yo quería ser costumbrista y hablar de las cosas que pasan, que luego Yago me dice que se aburre con lo del exterior y el interior. Yo quería escribir sobre las tres semanas en Galicia y lo que hemos disfrutado de las trabacaciones, quería contar que leyendo a Jabois más despacio, a punto he estado de hacerme del Madrid, que la independencia de esas tierras no sólo es posible, sino absolutamente comprensible, fácil de ejecutar y además sería seguro de común acuerdo con el resto del estado. Que por eso había empezado hablando de Iris desnuda por el salón, del café en la mesa y del calorcito de la capital. Yo quería hablar de lo de Ibai Llanos y Messi, que eso si que es una rebelión ejecutada, en este caso una rebelión de los «pobres», que gracias a su enorme talento, la modernidad y la tecnología, han podido encontrar su hueco.
Y bueno, también quería escribir hoy para felicitar por su 50 cumpleaños a mi prima Marta Sagi-Vela, que es además la jefa del nuevo «liga» del Estudiantes. Muchas felicidades por tu cumple y por el gran trabajo con todo lo que es de mujeres, en ese bendito lugar de la calle Serrano.
Y el resto, rebelándonos cada día, cada hora, en nuestros ámbitos cotidianos, tratemos de no pasar demasiado calor, bebamos agua y sigamos. Feliz semana.
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