Jamás jugaste como Maradona

Written in

por

El 21 de enero de 2000 aterricé en Argentina por primera vez, para hacer la formación en una empresa a la que me había incorporado. Llegué a un país gobernado aún por Menem, con paridad Dólar/Peso, un consumo desaforado, un culto a la imagen del cuerpo (sobre todo de la mujer) extremo y unas ganas de pasarlo bien que se palpaban a cada paso, al menos en Buenos AIres.

Pero no todo era alegría, días antes Maradona, 39 años en aquel momento, había ingresado en el hospital con el corazón funcionando al 38% de su capacidad. Y en la misma medida que el de Maradona dejaba de latir correctamente, el del resto de argentinos se rompía. Tras una semana ingresado, el ex futbolista había viajado a Holguín, Cuba, para someterse a un tratamiento de desintoxicación y rehabilitación de sus adicciones y en el mobiliario urbano de la ciudad de Buenos Aires, se mostraba la foto del Diego con mensajes de apoyo institucionales, mientras que los noticiarios regalaban su día a día en la isla caribeña, como si de las hazañas de un mundial se tratara.

Yo no entendía tanto lío por un hombre que no era ejemplo de nada y que sí, que había ganado el mundial con su país metiendo un gol con la mano y otro que aún puede ser colocado como uno los mejores goles de todos los tiempos, tras driblar a medio equipo inglés, arrancando desde su propia cancha. Y no lo entendía hasta que una tarde me senté en un restaurante en Recoleta llamado «Locos x el Futbol». Había poca gente porque era la hora de comer española y además porque era pleno verano, el calor apretaba y la ciudad no estaba demasiado llena. Aún así, había unas cuantas mesas ocupadas y cierto movimiento dentro de un local repleto de pantallas emitiendo imágenes de fútbol. En un momento dado empezó a sonar a buen volumen el «Y dale alegría a mi corazón» de Fito Páez, acompañando un vídeo de imágenes históricas de Maradona. Se hizo el silencio en el local, el tráfico pareció detenerse, los camareros soltaron las comandas y todas las caras se levantaron de los platos para mirar hacia las pantallas de tv. A medida que avanzaba el clip, las lágrimas aparecían sobre los rostros de jóvenes, mayores, mujeres, hombres, argentinos, extranjeros y también de un «gallego» que estaba allí sólo comiendo. Yo.

Maradona fue sin duda el mejor en su disciplina y en su momento histórico, pero la dimensión del personaje trasciende mucho a la de su talento como futbolista. La relevancia de Maradona se entiende desde tres ópticas; el análisis como jugador, donde fue el número uno, el psicológico como hombre, que como tantos otros fue (muy) imperfecto, pero sobre todo desde el análisis de lo colectivo, del lugar ocupado por él en el deporte más importante del planeta. Por su amplificación en la Argentina post Videla y post guerra de las Malvinas, y por la mundialización de sus logros a través de la televisión, empujada por una economía de libre mercado a pleno pulmón. Lo que hacía Maradona alegraba, unía y daba sentido a todo un país.

Maradona fue también un ejemplo del desarrollo de los potenciales (inclinaciones, dones, talentos e inteligencia) del ser humano. Tenía una inclinación natural desde niño hacia la pelota, nació con un don que hacía que en lugar de pies tuviera manos y dado el contexto en el que creció, le fue sencillo poner en marcha ese don y cultivarlo hasta convertirlo en un talento único. Y bueno, inteligencia en la cancha era obvio que tenía, porque a pesar de todo lo que hacía mal fuera de ella, marcó las diferencias durante el tiempo en que estuvo sano.

Pero con todo, estos análisis no alcanzan a explicar el extraordinario sentimiento de Argentina y del resto del mundo por este hombre. Y como con tantas otras cosas inexplicables a la razón, da sentido que su caso tenga que ver con lo divino, temática no menor en la vida de Maradona. Metió aquel famoso gol con la «mano de Dios», provocó la creación de una estrafalaria iglesia de fanáticos, con su número de camiseta se hace un juego visual (D10S) mentando al de allá arriba y sin duda él simbolizaba la unión de un país. Y religión viene del latín religare, volver a unir. A unir lo visible con lo invisible, con lo misterioso, con aquello que no tiene explicación.

Y por si todo esto fuera poco, Maradona era el mejor en un deporte al que se juega con una esfera, sobre un terreno de pasto verde, cuyo objetivo es meter la esfera dentro de un cuadrado. La esfera es símbolo de lo divino, lo más grande (planetas) y lo más pequeño (átomos) del cosmos, son esferas. Y lo esférico además, como el universo, no tiene principio ni fin. El pasto verde representa lo arquetípico, la naturaleza, la vida, lo que es en potencia. Y la portería, con sus cuatro lados, representa el mundo exterior, el de la materia. Si unimos los tres símbolos del fútbol, podríamos decir que es un juego en el que se trata de manejar bien lo divino (la esfera), sobre un terreno arquetípico (el pasto verde) para encajarlo en el mundo exterior (la portería). Es por eso que hay algo que tiene el fútbol que se escapa a la razón y lo hace diferente. Y lo digo yo, que amo y siempre he jugado al basket…

Y con la muerte de Maradona ha coincidido el nacimiento de otra cosa también muy querida por muchos futbolistas, la Playstation 5. Y ésta viene con un claim en la caja que dice Play like Never Before en su versión en inglés, y Jamás Jugaste Así en la española. El miércoles cuando murió el ídolo, estas tres palabras me venían todo el tiempo a la mente, porque se las podrían decir a cualquier futbolista actual cada fin de semana. Jamás jugaste como Maradona.

Y al contrario de lo que pasa con la Play 5, que si te haces con una, podrás empezar a jugar como nunca antes, va a ser muy difícil que nadie más tenga la repercusión que ha tenido Maradona.

Divino misterio, pasen un buen domingo.

Etiquetas

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: