Vivimos en la época de los followers. La unidad de medida del mundo desde que existe lo digital y más en concreto las redes sociales, es el 👍🏻 (like). Se valora el éxito por el número de personas que te siguen, o por el click rate de tus posts, ya sean textitos, imágenes o vídeos. Pero, si hay tantos followers, si todos somos followers ¿quiénes son los líderes? y lo más importante, ¿dónde están ahora que hacen falta?.

Era el final del lunes 30 de marzo, un día frío y con poca luz que no animaba nada a ser optimista y que encadenaba dos semanas largas de encierro, con otras dos (mínimo) que nos quedan por delante. Mi podcast del día era una entrevista con Max Brooks realizada hace una semana. Max es hijo de Mel Brooks y Anne Bancroft, y sobre todo es actor, autor y profesor de Disaster Planning for Crisis, en el US Naval War College de Rhode Island y en el Modern War Institute de West Point. Y por si eso no fuera suficiente CV, entre las obras de ficción que ha escrito se encuentra Guerra Mundial Z, que recrea una situación similar a la que vivimos, con la salvedad de que en la suya si te contagias del virus te conviertes en zombie y te dan ganas de morder al resto del personal. En la conocida versión cinematográfica aparece Brad Pitt interpretando a Gerry Lane, antiguo trabajador de la ONU, reclutado de vuelta para ayudar a solucionar la crisis y que, no sin esfuerzo y tras miles de bajas, consigue liderar al mundo hacia la cura definitiva. El camino del héroe de la literatura clásica.

Y mientras escuchaba hablar a Brooks de que se puede preparar a un país para una crisis de este tipo, me iba calentando pensando en el liderazgo en tiempos de Twitter. Hoy, dependiendo del sector de la sociedad al que miremos, los líderes son Zuckerberg, Bezos y Page&Brin, o Beyoncé, Rosalía y Bad Bunny, o Messi, Lebron y Serena Williams. Y me temo que ninguno de ellos están llamados a liderar en esta crisis y además a ellos no les pagamos ni votamos para hacerlo. Está claro que el liderazgo del 👍🏻 (like), no es el que funciona para esta tarea.

Y es que etimológicamente líder viene del inglés antiguo laedan y significa ir delante guiando al resto. Llevamos décadas escuchando a los gurús del management describir las cualidades del buen líder y a prominentes consultoras y escuelas de negocios vender carísimos programas de formación en liderazgo. Y con todo este desarrollo teórico en la materia, llega el momento en el que se necesita uno (o varios), que vayan por delante guiando al resto y resulta que nadie aparece.

El orden mundial y toda sociedad se rige por tres poderes: la política, la ciencia y economía, y el liderazgo en esos ámbitos en España es justito. De política mejor no hablar. Sánchez, iglesias, Casado y el resto de políticos se retratan solos, no merece la pena gastar ni un minuto más en el análisis. Luego están los científicos, cuya cabeza visible hoy es el Dr. Simón (ahora infectado), que tiene un aspecto de notable solvencia, pero que está en un lugar (la comunicación diaria) que no le corresponde. Seguido de los médicos, enfermeros e investigadores, que están liderando con el ejemplo, pero no dan abasto y no pueden sacar la cabeza para guiar a nadie más que a sus pacientes. Y luego está la economía, que en nuestro tiempo es el mundo de la empresa privada, que si bien está colaborando y se ven notables ejemplos de aportar y arrimar el hombro, tampoco son capaces de nada de más en este momento de zozobra.

Así que yo echo de menos a los Gerry Lane de nuestra distopía. Alguien humanista, riguroso, honesto, directo, con arrojo suficiente y guiado por la Ética, que sea capaz de liderar a un equipo de sabios, que seguro que los hay en España y haga de puente entre lo que está pasando y nosotros los ciudadanos. Alguien con Autoridad, en definitiva.

Porque la Autoridad tiene que ver con haber sido autor de algo, con haber hecho algo similar antes, que te confiera el conocimiento y la experiencia para volver a afrontarlo. Y  las autoridades que tenemos no son eso, no tienen esa Autoridad. Ni de lejos. Ganar las primarias del PSOE a Susana Díaz, o las de PP a Soraya, son experiencias muy poco relevantes es un momento como este.

Confiemos en que el liderazgo se autogestione y surjan esas figuras que sean un referente de verdad y no unos simples cazadores furtivos de👍🏻 (likes).

E Iván Redondo no sale mucho en los papeles últimamente.

 

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