Irma le contó al Contrafantasma que había soñado con él. Estaba dentro de una casa que, sin ser conocida, en el sueño era la de él. Que le acompañaba su amiga Lenna y que había más gente. Que después agarraba su coche y salía de la casa por un camino que le resultaba difícil de transitar, por estrecho y escarpado. Que se daba por vencida y que ahí aparecía él para conducir hasta sacarlo a un terreno más manejable.
Para Irma tenía todo el sentido. Habían estado hablando mucho de la mudanza de él y de que la casa estaba en la montaña. Ella tiene miedo a perderse cada vez que conduce y se maneja muy mal con los mapas, así que el sueño venia a corroborar todo esto y anticipaba una dificultad en el manejo de la geografía cotidiana.
El Contrafantasma le preguntó qué asociaba con su amiga Lenna, y ella le contestó que es una mujer auténtica, sin ningún filtro, que dice lo que piensa, que a veces se pone en peligro por este motivo, ya que en sociedad está muy bien visto cumplir con los estándares. Le preguntó qué asociaba con él mismo y la respuesta fue ambigua, no muy precisa. Siempre es difícil decir a la cara de otro lo que asocias con su persona. Y tras intercambiar algunos detalles más del sueño, de lo que pasaba en la casa, de cómo era el camino de salida y de recoger las sensaciones que el más allá le había dejado al levantarse, se atrevió a interpretarlo.
Mira, le dijo. Estás en una casa no conocida, con lo que el sueño tiene que ver con tu interior, contigo y que no necesariamente conoces. Estás con Lenna, una sombra tuya que nos lleva a lo que en ti es auténtico, pero que en lo social no acaba de encajar demasiado y resulta, digamos, incómodo. Son aspectos tuyos auténticos que no acaban de estar en armonía con el exterior, pero que tu los sientes como positivos y verdaderos. Luego sales y te montas en el coche, donde ya no te acompaña Lenna. Eso quiere decir que cuando sales ahí fuera, al exterior, a lo social, esa autenticidad la dejas, la escondes. Y cuando eso sucede se te hace difícil el camino y te da miedo perderte, como te pasa en el sueño con el coche. Ahí aparezco yo para ayudarte a sacar el coche y ponerlo en el lugar que te facilita la marcha. Lo que asocies conmigo, prosiguió el Contrafantasma, es lo que te ayuda a manejarte en el camino.
Joder, respondió Irma.
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