El Contrafantasma agarró el cuaderno, su cara reflejaba algo a caballo entre un pensamiento de duda optimista y otro de honda amargura por lo improbable de reunir lo básico de la vida en un librito. «Manual Básico para Orientarse en el Mundo«, así rezaba la portada, había aparecido en la mudanza de la casa familiar que acababa de ser vendida. Antes de la entrega de llaves habían hecho reparto de todo lo material que allí quedaba. A él le tocó el sillón de orejas del abuelo, esa alfombra del salón que no cabe en ningún apartamento de hoy y la vieja cámara de video, con dos cajas de películas Super 8 llenas de memorias y tradición enlatada. Entre las películas estaba el libro con aspecto exterior de cuaderno moleskine de primera generación. Estaba escrito a mano y poseía un índice muy detallado de sus contenidos. La primera página decía lo siguiente, firmado por su bisabuela: «Estamos muy acostumbrados a lo material porque se puede medir y pesar, pero la vida es sobre todo lo que no se puede medir ni pesar. Lo que a mi me contaron, lo que yo experimenté y lo que Dios es a través de nosotros queda escrito en estas páginas. Lo hago de esta manera porque el conocimiento escrito tiene más éxito que el oral».
Acaba de empezar a leerlo y por ahora es optimista.
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