Para los que no sepan nada de baloncesto, esto les sonará como a mi la seroprevalencia, las mascarillas N-95 o el ARN.

Antonio Díaz-Miguel (DEP) fué muchas cosas, pero sobre todas fué un pionero de la enseñanza del baloncesto y la persona que popularizó en España el corte de UCLA, entre otros muchos conceptos del juego. Conceptos que venían directamente de los EEUU, donde se inventó este deporte y destino al que Antonio comenzó a viajar allá por los años 60.

Cuando yo empecé a trabajar con él, teníamos 18 y 58 años respectivamente y me llamó para que le acompañara durante los veranos en sus campus con niños y jóvenes, cosa que hice feliz durante cinco temporadas. En 1996, recién acabada mi carrera, me dió además la oportunidad de tener mi primer trabajo, como su ayudante en el Pool Getafe, un equipo femenino.

El caso es Antonio tenía como amigo a John Wooden (DEP), entrenador de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y éste hacía jugar a sus equipos a una cosa que se llama pasar y cortar. Pasar y cortar es algo muy básico, semejante a la ahora popular distancia social entre ciudadanos. Con los cinco jugadores muy abiertos, se trata de pasar el balón a un lado y moverse hacia la canasta para crear espacio y encontrar eventualmente una buena posiciòn para anotar. Es lo mismo que hacemos cuando caminamos por la acera y de frente viene una familia de cinco más perro, ocupando toda la vía. Les ahorro la explicación del cambio de ritmo y de dirección a través de una finta, porque sería tan farragoso como los informes de Fernando Simón y las CCAA respecto de los contagiados y fallecidos por el COVID-19.

Una variante de esta forma de jugar es colocar a uno de los pivots (personas más altas que el resto, que antes jugaban cerca de la canasta) en la parte de arriba de la zona (poste alto), para poner un bloqueo al defensor del que corta (correr sin balón hacia la canasta) y así encontrar espacio para recibir la pelota cerca del aro. Un bloqueo sirve para lo mismo que la mascarilla, hace de pantalla para que no pasen los malos (en mi caso, los madridistas). Y a esa jugada de pasar, bloquear, recibir y anotar, se le llamó el corte de UCLA. Durante años quedó como la más popular del baloncesto y como lugar común de los chistes para con aquellos entrenadores cursis que sacaban la pizarra y se ponían coñazo hablando de táctica, cuando lo que molaba era simplemente jugar.

Pero lo cierto es que el movimiento funcionaba y lo hacía porque tenía mucho de los cuatro anhelos del ser humano aplicados al baloncesto. Era sencilla, bonita, honesta y sana. Todo lo contrario que la política de Sánchez, Iglesias, Casado, Abascal y compañía.

Sencilla porque consta de cinco movimientos, se involucra a tres jugadores y dónde sólo dos tocan la pelota. Pasar, cortar, bloquear, recibir y anotar. Hoy la política requiere de muchos más movimientos. Primero se habla con Iván Redondo, que debe ser que es como John Wooden de sabio, luego se lanza un globo sonda en redes sociales y se filtra la información que interesa al medio más afín. Al tiempo hay que distraer a Pablo Iglesias haciéndole calentar en la banda y diciéndole que es muy importante. Se le deja hacer declaraciones y pelearse con la oposición, que así estamos todos más tranquilos. Y a partir de ahí se negocia con el resto, a los cuales se les dice lo que quieren oir y se les firma lo que les interesa más, con tal de poder seguir sacando las votaciones cada quince días. Descojónate del partido a partido de Simeone.

El corte de UCLA además es bonito. El equipo ocupa todo la cancha de ataque, con cuatro jugadores abiertos y uno en el poste alto, y con dos pases igual te encuentras haciendo una bandeja sólo bajo canasta. Magnífico. En cambio, lo que vemos en política es de todo menos bonito. Escaso nivel, mensajes cortitos, chapas del coach Sánchez hablando en círculos cada sábado, entrevistas de los ministros que no se atreven a tirar a canasta y que cuando lo hacen no tocan ni el aro. La oposición perdiendo balones (y papeles) y haciendo faltas antideportivas sin más criterio que montar el pollo. Y el público, ay el público, que no olvidemos que somos nosotros y que además somos quienes pagamos la entrada con nuestros impuestos, participando de este espectáculo lamentable a través de nuestras redes sociales y nuestros chats de whatsapp. Apelo a este público, que hasta de los encuentros más infames es capaz de sacar algo positivo, aplaudir al contrario y construir a través de la caña de después del partido una realidad bella.

Y honesto es el corte de UCLA, en el sentido de no tener dobleces, de ser directo, Un pase, un bloqueo, otro pase, una canasta. Y bueno, qué decir de la honestidad y los políticos. Que sí, que seguro que soy injusto y que hay gente muy recta en política. Pues si es así, que empiecen a hablar alto y sin miedo, porque se nos acaba el tiempo. Y es que no se me ocurren cosas más antagónicas que la honestidad y los políticos que se escuchan en los medios. Y no me vale eso de que todo es muy difícil, que es así como está montado el sistema y que de lo que se trata es de ganar a cualquier precio (para luego empezar a hacer el bien, una vez tenga todo el poder). No, ya está bien, porque las mentiras de hoy, que mañana se habrán olvidado por la velocidad de la vida y de la comunicación, lamento informar de que empobrecen el mundo y nos hunden cada día un poco más. Cada mentira, cada omisión, cada media verdad, es un pedacito más de mierda que se lanza al cosmos y que al primero que perjudican es al emisor, pero cuyo efecto resuena en el colectivo.

Y sano, saludable y beneficioso es el corte de UCLA, porque permite conseguir el equilibrio en ataque jugando baloncesto. El equilibrio y el objetivo, que no es otro que anotar y cada canasta es buena para el organismo que es un equipo. Y esto, la salud, la tuya y la mía, es lo que más nos preocupa desde el mes de marzo. La salud de los mayores, de los enfermos crónicos, de los sanitarios, de la democracia de nuestro país, de la economía, de las empresas, de los trabajadores, de las familias divididas, de los individuos peleando en redes sociales, de los que han perdido el trabajo, de los que no les da para abrir de nuevo. La salud de todo el sistema es lo más importante y con este escenario político, mediático, social y familiar, es muy complicado que encontremos el equilibrio.

Y de todos estos niveles de actuación, el único que está en nuestra mano es el individual, el de cada uno, sin esperar a ver lo que dice el de al lado, sin contar los likes, sin contrastar con nada más que con nuestra conciencia. No dudemos ahí, no pesemos que eso es ser egoísta, individualista, porque somos seres divinos y eso nos da la dotaciòn necesaria para saber lo que está bien y lo que está mal y nos garantiza que esa orientación es además beneficiosa para el todo, porque ser divino es análogo a estar conectado con el resto de personas y seres vivos.

Eso sí, debemos tratar de quitar la mugre de nuestras conciencias, porque si no, nos quedaremos enganchados en el bloqueo y nunca seremos capaces de anotar.

Gracias Antonio y gracias John Wooden.

Feliz domingo.

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Una respuesta a “El divino corte de UCLA”

  1. Avatar de Maria José
    Maria José

    Ojalá todo el mundo tuviera interés en quitar la mugre de su conciencia y conciencia de que todos somos UNO, todo sería mucho más fácil.

    Me gusta

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